Pocas personas han marcado tanto el alma de toda una comunidad, como lo hizo Esteban Marinovic. Su impronta personal, su enorme experiencia y su claridad intelectual, fueron valores que tuve el privilegio de admirar y compartir.
Colaborador personal, colega y amigo. Cuando debí asumir la alcaldía el año 2000, fue una de las primeras cartas que allegué a mi equipo más íntimo de trabajo. Junto a otros profesionales de primera línea y las organizaciones locales, a través de Esteban desarrollamos con ambición y visión de futuro nuestra actual Región y gran parte de los lineamientos hasta conseguirlo, incluso cuando nadie creía que podríamos hacerlo.
Pero la riqueza moral e intelectual de Esteban ya la traía tras a cuestas ante de conocerlo, tras una larga y notable experiencia previa de trabajo en prestigiosas organizaciones nacionales e internacionales, como Odeplan y las Naciones Unidas donde fue consultor internacional. Sin embargo, jamás perdió el norte, y su sencillez, humildad y buena disposición siempre estuvieron por delante en la forma de enfrentar las cosas.
Los Ríos le debe mucho a Esteban. Para nadie es un misterio que para para algunos como yo, siempre creímos que era de justicia que debió ser el primer intendente de esta región, porque se lo había ganado con creces; también, que debió habérsele dado un cargo de mayor honor cuando los Ríos se puso en marcha. No es hora de cuestionar los por qué de eso que no sucedió. El tiempo y la distancia resolverá ese juicio.
Mi más sentido pésame público a su familia, cercanos, y el abrazo fraterno a todos quienes hoy sentimos esta pérdida como propia. Nos deja, como señalé al inicio de estas líneas, no solo un colaborador, sino en mi caso una persona maravillosa que más allá de su excelencia profesional, fue un ejemplo de generosidad intelectual, integridad, lealtad y amistad.
Bernardo Berger Fett