Por Sergio Jara Rosales
Académico Escuela de Obstetricia
Universidad san Sebastián
La pandemia COVID-19 está lejos de darse por superada a pesar de la exitosa campaña de vacunación en Chile. Producto de este contexto, las visitas de los familiares a sus seres queridos hospitalizados se han visto seriamente restringidas, llegando incluso a prohibirse en los peores momentos, cuando los contagios llegaron a cifras críticas. Conforme mejoraba la situación, también se fueron flexibilizando las medidas adoptadas para favorecer el contacto entre familiares y las personas hospitalizadas, siempre manteniendo los resguardos pertinentes.
Cuando se piensa en esta problemática, inmediatamente se asocia a servicios de adultos, especialmente en las Unidades de Cuidados Intensivos, duramente golpeadas por la crisis sanitaria. Sin embargo, esta realidad ha llegado a la totalidad de los recintos clínicos, incluso a los servicios de Neonatología de todo el país.
Estas unidades tienen al cuidado a miles de recién nacidos al año, y mejoran todos los días gracias a los equipos de excelencia que se dedican a su cuidado. La restricción de las visitas de los padres a sus bebés hospitalizados es un problema que tiene complejas aristas y dimensiones, que van desde la generación de vínculo, lactancia materna, apoyo emocional y sin duda afecta a la salud mental de los padres.
Los servicios y sus profesionales han ideado estrategias para aminorar el impacto de esta restricción, valiéndose de la tecnología son posibles las videollamadas y los contactos telefónicos frecuentes. También es importante la contención de los padres por equipos especializados como los que trabajan en Chile Crece Contigo, psicólogos, asistentes sociales y por su puesto del equipo médico, técnico, de enfermería y matronería.
Solidarizo con los padres de todo Chile que tienen algún recién nacido hospitalizado en neonatología, decirles que deben tener confianza en los profesionales, que sus hijos están en las mejores manos. Por último, hago un llamado a la población a no descuidarse, a seguir tomando las medidas de prevención contra el COVID-19, pero, sobre todo, a tomar conciencia que la pandemia no ha terminado.